miércoles, 16 de enero de 2008

Declaración de principios


Cuando a uno le hablan de vocación, es difícil entender todo lo que engloba el concepto. Pienso que el “llamado a servir” no tiene bases firmes si no se complementa con acción y trabajo real.

Debo admitir que nunca sentí una vocación clara en mi vida, y eso explica mis distintas experiencias universitarias. Sin embargo, a pesar de que el mundo occidental te enseña a ser exitoso y a no fracasar, pienso que la vida me ha entregado múltiples herramientas para poder ser un profesional integral.

Nada es fracaso, todo es experiencia.

A poco más de un mes de comenzar mi cuarto año de periodismo, el camino recorrido me ha entregado las bases necesarias para saber hacia dónde quiero ir. El camino a seguir está guiado por mis ansias de aprender sobre la humanidad, los lazos sociales que nos unen (y dividen) y la formación –partiendo del compromiso y la acción ciudadana- de un país integrado, solidario, generoso con todos sus habitantes, en donde la equidad sea base del desarrollo.

Creo que la educación es fundamental para fundar cimientos sólidos en nuestra sociedad, y siento que los medios son parte esencial de este proceso. Mi interés radica en utilizar mis herramientas como periodista, en la construcción de una sociedad justa, en dónde los medios vuelvan a cumplir con su labor fundamental de construir una realidad social imparcial, en donde la información certera, pluralista y desinteresada, sean bases sólidas para la formación de seres humanos completos.

No me conformo con un país que crece económicamente a pasos agigantados. No creo en el éxito como un fin. Más bien creo en la felicidad compartida de todos quienes vivimos en este país.

No me conformo con lo que dicen los medios tradicionales. Tengo claro las dinámicas mercantiles que nos gobiernan, y no me dejo engañar por la realidad aparente que nos muestra nuestra prensa local.

Siento la necesidad de crear nuevos medios de comunicación. Más reales, más verdaderos, sin adornos, sin colores políticos ni religiosos.

Creo en la igualdad social, racial, de géneros. Porque somos todos iguales, con las mismas necesidades básicas, con los mismos anhelos de bienestar.

Hoy, el periodismo tradicional es un producto y como tal, ha debido insertarse en un mundo globalizado, esclavo del tiempo, de la eficiencia inmediata, de los resultados fabulosos. Me parece que aún así, hay espacio para un periodismo más humano, capaz de incluir a todos los integrantes de nuestra sociedad, interesado en restaurar nuestro patrimonio cultural, preocupado de los intereses reales del ser humano, como ser social.

Como periodista, quiero entregar mis capacidades a favor de un desarrollo humano de calidad. La teoría y la práctica unidas en torno a las mejoras sociales, a un mundo más justo.

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