viernes, 14 de diciembre de 2007

Desahogo...

Yo no sé que pasa con las personas en este mundo.

O sea, lo sé muy bien.

Estamos metidos en el capitalismo de mierda que lo único que nos enseña es a competir y ganar. Lo único que vale es el éxito. Dime lo que tienes y te diré quién eres…

Sociedad podrida de egos y envidia.

El reloj y sus minutos que te susurran al oído “ya es tarde, apúrate, ya es tarde” tic tac tic tac constantemente…

Y el ser humano que, despojado de toda unión con su esencia animal, corre y corre para alcanzar metas sin sentido, para “ser alguien” en esta vida, para no “fracasar”.

Éxito y fracaso. Que par de palabras más nocivas.

La cosa es que me impresiona cómo hay personas que no son capaces de mirar más allá de sus narices y decir “pero qué bueno que está esto” o, mejor aún “qué bien que lo hace esta persona”. Me asombra la incapacidad de dar felicitaciones, de ser seres humanos dignos de admirar algo que no es propio y decirlo! ¿Es tan terrible felicitar a tus amigos? ¿Es tan difícil sentir que el otro lo está haciendo bien, o más aún, que lo hace mejor que tú?

Conozco a muy poca gente capaz de decir “que bien te ves hoy” “que linda que estás” “que bueno lo que haces”….

Sinceramente creo que aquellas personas tienen algún serio problema de autoestima, y necesitan reafirmarse a sí mismos tirando mierda a los demás. ¿O se creerán perfectos?

Porque el “ser mejor que otro” no es nada valioso, ni te da más poder, o mejor vida.

No señor. Sólo te sitúa por sobre los otros si estás pensando en que la vida es éxito y competencia. En ese caso, te felicito, ganaste.

Pero que penoso vivir la vida así ¿no?

Yo he leído cosas hermosas de mis amigos, los he visto hacer y decir cosas bellas y siempre estoy admirando las capacidades de cada uno de ellos. Y no sólo porque son mis amigos, sino porque creo que no hay nada más noble y bondadoso que ser capaces de reconocer las cosas buenas de los demás y no sólo lo negativo, que es lo más común hoy.

Que se pudra este sistema exitista. No, me retracto, que siga así para quienes están conformes con esto.

Pero al menos a mí, no me interesa.

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2 comentarios:

Pácimo dijo...

Hola Alejandra,
………………………Vine de visita a leerte, y encuentro esta nota en que te sientes contrariada por el capitalismo, pero al mismo tiempo te gusta usar los cupones del sistema para comprar potingues que te aseguran y recuerdan lo inevitable, arrugas, y te prometen lo imposible, borrarlas.
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Hay razón para caer de incautos tan fácilmente, la religión ya nos tiene condicionados a creer en comprar milagros e indulgencias con velas, penitencia, y muchas limosnas. En sesenta y seis años no he visto ni un solo milagro, pero doy fe de los miles de creyentes que contribuyen a los caudales de los curas, que también se mueren viejos, feos y arrugados. Y tampoco he sido testigo de ninguna dama que, con cremas, se haya vacunado contra la vejez, pero si veo por la calle a muchas viejas con las caras estiradas imitando lagartijas.
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La realidad es como es, y no tiene nada de bueno, y nada de malo porque he ahí la perfección. Los problemas nos empiezan cuando nos confundimos, o nos confunden con la fantasía. Por ejemplo, la realidad de las arrugas la tenemos escrita en el código genético, hasta que no podamos cambiar eso, sólo hay lugar para la fantasía de potingues y maquillajes, y la realidad de la cirugía es que sólo estira el ‘pellejo viejo’. Aquí cabe mencionar la panacea para la felicidad, “Hacer buen ejercicio de serenidad para aceptar lo que no podemos cambiar, usar coraje para cambiar lo que si podemos y aplicar sabiduría para establecer la diferencia”. De jóvenes, el capitalismo nos molesta por falta de capital propio que controlar, pero después de trabajar y acumular lo ganado, nos disgusta que alguien quiera administrar nuestra obra que hemos creado. El verdadero truco de la situación radica en no dejarse llevar por las fantasías, ajenas o propias, para poder usar el sistema a nuestro favor y de la manera más adecuada. Esto tiene olor de egoísmo, claro, porque eso también está escrito en el código genético, y a un lado de las arrugas. Sin egoísmo nos convertimos en simples animales de carga par que cualquiera se monte. Y he ahí el objeto de la fantasía religiosa, el vehículo perfecto para controlar el egoísmo de los creyentes para que los capitalistas se monten. Entonces nos queda a escoger, o ser la bestia de carga, o el capitalista que va montado, pero eso ya es una decisión individual que solo se puede tomar en ausencia de los viruses sociales que desafortunadamente nos contaminan el intelecto y la psiquis.
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Me viene a la mente la similitud en que tú te encuentras con aquella de Alicia, la del país de las maravillas, cuando se encuentra frente al camino que se bifurca frente a ella y no sabe qué hacer. Entonces le pregunta al gato por el camino correcto, y el gato le pregunta que para donde va. Ella responde que no sabe. El gato se ríe muy bonito y le dice que no importa porque ella no tiene plan ni destino.
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Socialmente nos hemos hecho demasiado adeptos a pintar con fantasía cuanto está en nuestro camino para no ver la realidad. ¿Por qué, si la realidad no tiene nada de malo? Por ejemplo, los hombres buscamos amantes bonitas como modelos para presumirlas colgadas del brazo, aunque sean limones de los amargos, pero lo hacemos únicamente para satisfacer expectaciones ajenas, sólo por incautos. Lo bonito de la cascara, en realidad, no tiene nada que ver con el amor y la ternura, únicamente con la fantasía que es mentira. Una tía le perdió un collar, y mi madre le dijo, “No te preocupes, pues era de fantasía”, mi tía respondió, “¡Sí… pero de la fantasía buena!”
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Felicidades,
……………….Cayetano ò¡~

Anónimo dijo...

Hola amiga, te recomiendo leer este hermoso y clarificador libro de Wilhelm Reich, Escucha pequeño hombrecito, o cualquier de sus maravillosos libros.

Continuamente delegamos las decisiones que conciernen a nuestro trabajo, a nuestro barrio, a la escuela de nuestros hijos, en manos de los politicastros, cuando sabemos que todo es una farsa, que nos utilizan, que buscan el poder y sólo para eso se acercan a nosotros para obtener nuestro voto ya que en realidad les importa bien poco que sigamos siendo una miseria humana.¡Y tu, Pequeño Revolucionario crees que porque no votas, porque estás contra pactos, porque tus slogans son los más progres, eres el único portador de la verdad que “no tiene” jefes ni patronos. Sin embargo, eres más esclavo, si cabe, que aquellos a los que tanto criticas, Porque eres esclavo de ti mismo, de tu abulia, no admites que nadie te diga lo que tienes que hacer, pero tu no haces nada ya que te propones grandes metas que luego eres incapaz de conseguir porque no te responsabilizas ni le das constancia a esas tareas que tu, y solo tu te propones. Dices querer cambiar la sociedad y sin embargo no quieres cambiar ni un ápice tu propia existencia.

( Wilhelm Reich )

Aqui puedes descargar este libro y algunos otros, de uno de los genios mas grande de la historia y a la vez mas maltratados y olvidados.

http://chemtrailsvalencia.wordpress.com/archivos-wilhelm-reich/